jueves, 29 de agosto de 2019

Pero, ¿qué hay de verdad en ello?


Con estivalidad y alevosía, el Gobierno Vasco aprobó una nueva regulación para los centros residenciales de personas mayores y lo vendió con titulares como este


Pero, ¿qué hay de verdad en ello? 

Las reivindicaciones arrancaron en septiembre de 2016, cuando las trabajadoras de las residencias de Bizkaia se lanzaron a la huelga, para protestar por las precarias condiciones laborales que las asfixiaban. La huelga terminó al cabo de 370 días, con la firma de un preacuerdo de convenio con las patronales del sector. 
Tras una espera que los familiares consideran "demasiado larga", se ha aprobado un nuevo decreto de residencias de mayores en Gipuzkoa.
En lo relativo a los requisitos de personal, las ratios no solo no mejorarán, sino que en algunos casos empeorarán lo que ya se tenía, "regularizando la precariedad". 
1. El problema de las ratios
El de las ratios es uno de los principales problemas que acucian a estos servicios su aumento se viene reclamando —tanto por parte de las trabajadoras como de los familiares— desde que en 2017 arrancara la huelga en Bizkaia. "Se van a incrementar algo las ratios de personal, pero no tanto como se viene diciendo" …la fórmula con la que se calculan, que es la que se empleó en 1998: en vez de en minutos, se basa en jornadas laborales. "No tiene ni pies ni cabeza hacerlo así. En muchos casos, la regulación es ahora mucho menos exigente

"No se va a garantizar un mayor bienestar de las personas residentes como dice la consejera Beatriz Artolazabal. En muchos casos, la atención directa prevista en el nuevo decreto es inferior a la aprobada hace 20 años",
Existen informes internos preceptivos que llaman la atención sobre la falta de estudios concretos sobre las ratios.
3. "Regularización de la precariedad"
En relación a los requisitos materiales, "El País Vasco va a pasar de tener el sector público más fuerte a tener el servicio privatizado"
4. Los familiares, "decepcionados y tristes"
Juani Céspedes preside el colectivo Babestu, que agrupa a los familiares de las personas usuarias de las residencias, y se muestra "decepcionada y triste" ante la publicación de este nuevo decreto. Hace dos años, reunida con este periódico, se mostraba ya dolida con la situación en la que se encontraban. "Vemos que lo que quieren es hacer daño a las trabajadoras y no se percatan de que los que están pagando las consecuencias son nuestros familiares", dijo en aquel entonces. Ahora, en cuanto al decreto, cree que todo se haya hecho de manera "silenciosa". "Aun así, lo veíamos venir. Parece que se están riendo de nosotros", lamenta.
El principal problema, subraya Céspedes, es "el tema del personal, que no cambia nada". "Necesitamos —explica— más personal, más gerocultoras. Están muy saturadas, explotadas y con muchas bajas. Nuestros familiares no pueden estar bien atendidos". Y hace especial hincapié en las noches: "El personal de noche es muy escaso y, además, tienen que estar a otras cosas".
"Prima el negocio por encima de todo", asegura. "Hay buenas palabras, pero luego no se plasman en la realidad. Habría que invertir en calidad. Que se trate a los ancianos con dignidad y cariño. Que haya más médicos. Que la comida no sea toda congelada. Todos vamos a pasar por ahí. Ahora, por ellos y después, por nosotros", explica.
Insta a las instituciones a trabajar más por los mayores. "Tienen que ponerse en serio y escuchar a sindicatos, familiares... Pedimos atención, y para ello hacen falta cuidadoras". Aboga, además, por quitar la concertación a aquellas empresas que no cumplan con los mínimos. Aun así, no ve un futuro muy esperanzador. "Es lo que hay, y no parece que vaya a haber nada mejor", se resigna.

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