Representación real de un trastorno psiquiátrico que hace que una misma persona tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí. En psiquiatría, esto hace referencia al Trastorno disiociativo de la identidad (Anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple).
En Geriatria-Dependencia, mal nos va a las trabajadoras, mientras la parte que representa aproximadamente a la mitad, siga teniendo estas dos identidades.
Según se cuenta en la novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve.
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L'esposa de l'amo de Monserveis, nova delegada sindical per la UGT de l'empresa
Eva Serrat va sortir escollida en unes eleccions pactades entre el sindicat i l'expropietari de l'empresa sancionada per tenir 52 treballadores sense assegurar.
Eva Serrat Sanjuán, esposa de Xavier Pubill Cunill, que era l'administrador principal i gerent de Monserveis (Solubages, SL) quan Inspecció de Treball va iniciar els tràmits de sanció a l'empresa per tenir 52 treballadores en la cura de persones dependents sense alta a la Seguretat Social és des de l'11 de novembre de l'any passat nova delegada sindical de la companyia per la UGT.
Espaldas destrozadas por menos de mil euros al mes: así trabajan las mujeres que cuidan de ancianos
Espaldas y articulaciones dañadas por el exceso de trabajo, las gerocultoras reclaman que sus dolencias se reconozcan como enfermedades laborales. "Trabajamos con seres humanos", recuerdanCasi le arrancó la camiseta, con las prisas. Lo recuerda y rompe a llorar mientras lo cuenta. Aquel día, a la gerocultora Nuria (nombre ficticio) le corría el turno y creía que no le bastaba el tiempo para acostar en la cama al resto de ancianos asignados en la planta del asilo donde trabaja. «Iba tan rápida que le quité sin ningún cuidado la camiseta a la mujer, tan mayor», confiesa entre lágrimas, «en ese momento, me dije: ¿qué estoy haciendo? Esta señora no se merece ese trato, tengo que hacerlo de otra manera»
Sentadas en torno a una mesa de un despacho del sindicato UGT, sus otras cuatro compañeras la escuchan y piden turno de palabra, porque estas mujeres tienen mucho por decir. Todas se dedican al cuidado de personas mayores en residencias del sector privado.
Ninguna cobra más de 1.000 euros y pocas veces sobrepasan los 950 euros por turnos de siete horas. Pasan los años y el desgaste físico se nota: espaldas destrozadas de mover los cuerpos de los internos, cervicales y lumbares siempre doloridas por la carga de peso excesivo o articulaciones como los codos y rodillas hechos polvo de tanto doblarse.
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