sábado, 22 de agosto de 2020

msf.es Informe Residencias Covid19 (1)

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 msf.es Informe Residencias Covid19 Agosto 2020

 

Las recomendaciones se dirigen al Gobierno central y los Gobiernos autonómicos; a las empresas, fundaciones y entidades privadas o de participación pública que gestionan o subcontratan la gestión de las residencias; a la Fiscalía General del Estado y Fiscalías territoriales competentes; al Defensor del Pueblo y sus homólogos en las CC. AA.;y a los colegios profesionales y sindicatos.

 

La situación vivida en las residencias de mayores durante la epidemia de COVID-19 en España nunca debería volver a ocurrir.

La mortalidad excesiva durante esta crisis señala problemas estructurales y sistémicos en relación al modelo español de residencias;

Especial atención merecen la prevención y control de infecciones (PCI) y los diferentes elementos del cuidado digno, como son las despedidas, los cuidados profesionales de confort y las visitas o contactos con familiares.

MSF

se centró en aliviar la carga de un personal sobrepasado, desorientado, desinformado y desprovisto de materiales de protección. Como organización médico-humanitaria, MSF incluyó en su respuesta la dimensión más humana y ética: el trato y cuidado digno, y el refuerzo de la autonomía del paciente.

Los mensajes… a las autoridades fueronla insuficiencia en las residencias de EPI y de protocolos y formación adecuados para su uso; la poca claridad de los protocolos de final de vida y despedidas de familiares, con las dificultades que esto último causó; la necesidad de mejorar el trato, cuidados y dignidad del paciente; la ineficiencia y retrasos en las estrategias de diagnóstico; y la falta de recursos humanos disponibles y formados.

El modelo residencial

Sea cual sea el modelo de gestión y gobernanza que se adopte, ha de traducirse en un marco normativo que proteja adecuadamente a las personas mayores. Las deficiencias detectadas en el funcionamiento, con su coste dramático en vidas y sufrimiento, han de subsanarse radicalmente.

3. Falta de formación en la utilización de los EPI de un personal nada habituado al uso de estos elementos. Los EPI, que llegaron tarde, además de ser insuficientes, no siempre estaban adaptados a las necesidades de las residencias.

4. Falta de organización, dirección y recursos humanos en las medidas de control del contagio. Con un número creciente de bajas y sin una estrategia alternativa de contratación, el personal restante tuvo que asumir otras tareas casi médicas (sin instrucciones ni conocimientos precisos), que no eran propias de sus funciones sociales.

5. Limitaciones de los test diagnósticos y falta de capacidad para actuar según los resultados y dar respuesta una vez identificados los casos positivos.

6. Denegación de derivaciones a los servicios hospitalarios para cientos de personas mayores, lo que obligó a las residencias a mantener alojados a pacientes positivos con pronóstico muy grave, facilitando así que el virus se propagara con rapidez, afectando a otros residentes y al personal. Esto impactó directamente en la calidad y cuidados a los residentes y, en muchos casos, probablemente contribuyó o fue causa de fallecimiento.

9. Carencia de atención psicosocial a residentes, personal y familiares.

Conclusiones y recomendaciones

Durante su intervención, MSF pudo constatar que, debido al perfil de las personas que viven en residencias de mayores, muchas de ellas frágiles y con pluripatologías, mantener a quienes cayeron enfermos en espacios cerrados y sin la atención médica y psicológica adecuada multiplicó los contagios, aceleró la mortalidad y produjo situaciones indignas e inhumanas.

La capacidad en la prevención y control de infecciones, que es clave en una epidemia, también fue deficiente.

Pudimos constatar también la falta de medidas de protección y formación adaptada, oportuna y con protocolos de uso claros que protegieran a personal y residentes. Asimismo, los perfiles profesionales estaban poco desarrollados en términos de competencias y capacitación, y las bajas laborales provocadas por los contagios no fueron sustituidas al ritmo y en ratio adecuados.

Finalmente, entre las conclusiones, MSF incluye la descoordinación y falta de estrategias de las instituciones. Las Administraciones priorizaron la respuesta asistencial en hospitales, lo que dejó atrás a las personas mayores en las residencias, a pesar de ser el colectivo más vulnerable y con mayor mortalidad. 

MSF recomienda que se aseguren en las residencias ratios de personal formado que garanticen un cuidado digno y adecuado de las personas mayores, que incluya cuidados paliativos y de confort. Por supuesto, debe asegurarse también el aprovisionamiento de materiales de protección y fungibles, así como almacenamiento de reserva.

Con este informe, el objetivo de MSF es contribuir a evitar que se repita la inaceptable situación de abandono y desatención de las necesidades de salud y cuidados de las personas más vulnerables, nuestros mayores, así como la falta de protección de las personas más expuestas, el personal de las residencias. La asistencia sanitaria a las personas mayores y la protección de quienes las cuidan no son una opción: son una obligación médica, ética, social y normativa.

 

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