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msf.es Informe Residencias Covid19 Agosto 2020
Las recomendaciones se dirigen al Gobierno central y los Gobiernos autonómicos; a las empresas, fundaciones y entidades privadas o de participación pública que gestionan o subcontratan la gestión de las residencias; a la Fiscalía General del Estado y Fiscalías territoriales competentes; al Defensor del Pueblo y sus homólogos en las CC. AA.;y a los colegios profesionales y sindicatos.
La situación
vivida en las residencias de mayores durante la epidemia de COVID-19
en España nunca debería volver a ocurrir.
La
mortalidad excesiva durante esta crisis señala problemas estructurales
y sistémicos en relación al modelo español de residencias;
Especial
atención merecen la prevención y control de infecciones (PCI) y los
diferentes elementos del cuidado digno, como son las despedidas, los cuidados
profesionales de confort y las visitas o contactos con familiares.
MSF
se centró en aliviar la carga de un personal sobrepasado, desorientado, desinformado y desprovisto de materiales de protección. Como organización médico-humanitaria, MSF incluyó en su respuesta la dimensión más humana y ética: el trato y cuidado digno, y el refuerzo de la autonomía del paciente.
Los mensajes…
a las autoridades fueronla
insuficiencia en las residencias de EPI y de protocolos y formación
adecuados para su uso; la poca claridad de los protocolos de final de
vida y despedidas de familiares, con las dificultades que esto último
causó; la necesidad de mejorar el trato, cuidados y dignidad del paciente; la
ineficiencia y retrasos en las estrategias de diagnóstico; y la falta de
recursos humanos disponibles y formados.
El modelo residencial
Sea cual sea el modelo de gestión y gobernanza que se adopte, ha de traducirse en un marco normativo que proteja adecuadamente a las personas mayores. Las deficiencias detectadas en el funcionamiento, con su coste dramático en vidas y sufrimiento, han de subsanarse radicalmente.
3. Falta de
formación en la utilización de los EPI de un personal nada habituado al
uso de estos elementos. Los EPI, que llegaron tarde, además de
ser insuficientes, no siempre estaban adaptados a las necesidades
de las residencias.
4. Falta de
organización, dirección y recursos humanos en las medidas de control
del contagio. Con un número creciente de bajas y sin una estrategia
alternativa de contratación, el personal restante tuvo que asumir otras
tareas casi médicas (sin instrucciones ni conocimientos precisos),
que no eran propias de sus funciones sociales.
5.
Limitaciones de los test diagnósticos y falta de capacidad para actuar según
los resultados y dar respuesta una vez identificados los casos
positivos.
6.
Denegación de derivaciones a los servicios hospitalarios para cientos de
personas mayores, lo que obligó a las residencias a mantener alojados a
pacientes positivos con pronóstico muy grave, facilitando así que el virus
se propagara con rapidez, afectando a otros residentes y al personal.
Esto impactó directamente en la calidad y cuidados a los residentes
y, en muchos casos, probablemente contribuyó o fue causa de
fallecimiento.
9. Carencia
de atención psicosocial a residentes, personal y familiares.
Conclusiones y recomendaciones
Durante su intervención, MSF pudo constatar que, debido al perfil de las personas que viven en residencias de mayores, muchas de ellas frágiles y con pluripatologías, mantener a quienes cayeron enfermos en espacios cerrados y sin la atención médica y psicológica adecuada multiplicó los contagios, aceleró la mortalidad y produjo situaciones indignas e inhumanas.
La capacidad
en la prevención y control de infecciones, que es clave en una
epidemia, también fue deficiente.
Pudimos
constatar también la falta de medidas de protección y formación adaptada,
oportuna y con protocolos de uso claros que protegieran a personal y
residentes. Asimismo, los perfiles profesionales estaban poco desarrollados
en términos de competencias y capacitación, y las bajas laborales
provocadas por los contagios no fueron sustituidas al ritmo y en ratio
adecuados.
Finalmente, entre las conclusiones, MSF incluye la descoordinación y falta de estrategias de las instituciones. Las Administraciones priorizaron la respuesta asistencial en hospitales, lo que dejó atrás a las personas mayores en las residencias, a pesar de ser el colectivo más vulnerable y con mayor mortalidad.
MSF
recomienda que se aseguren en las residencias ratios de personal formado que
garanticen un cuidado digno y adecuado de las personas mayores, que
incluya cuidados paliativos y de confort. Por supuesto, debe
asegurarse también el aprovisionamiento de materiales de protección y fungibles,
así como almacenamiento de reserva.
Con este informe, el objetivo de MSF es contribuir a evitar que se repita la inaceptable situación de abandono y desatención de las necesidades de salud y cuidados de las personas más vulnerables, nuestros mayores, así como la falta de protección de las personas más expuestas, el personal de las residencias. La asistencia sanitaria a las personas mayores y la protección de quienes las cuidan no son una opción: son una obligación médica, ética, social y normativa.
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